Muchas personas piensan que hacer ejercicio en el gimnasio o salir a trotar con faja les ayudará a adelgazar o eliminar esa grasa que no deja que los músculos abdominales se noten. Posiblemente piensan esto porque cuando terminan su sesión de entrenamiento, al quitar la faja, verán una gran cantidad de sudor y una reducción en la talla alrededor de la zona abdominal.
Lamentablemente esto es sólo una ilusión o algo pasajero, porque luego de unos minutos los músculos que estaban apretados por la acción de la faja retornarán a su posición inicial. El sudor no es sinónimo de «quemar» grasa en el sentido de que en éste no la hay. En el sudor no hay grasa, como muchos piensan. El sudor está compuesto de agua, minerales, algunos productos de desecho…y posiblemente una cantidad casi insignificante de ácido láctico (aproximadamente el 0,5-1% del total producido durante un ejercicio físico intenso).
Así pues que hacer ejercicio con faja no adelgaza, no «quema» grasa, y de hecho, dependiendo el tipo de ejercicio y de qué tan apretada esté la faja, son más los perjuicios que se pueden padecer por el uso de la misma durante la práctica.
Si hay algo que trae la faja son problemas especialmente aquellas que son súper apretadas. Te doy un ejemplo: cuando usas un yeso este normalmente causa atrofia en el músculo debido a que la presión limita la acción del músculo comprimido. De la misma manera lo hace la faja, cuando usas faja muy apretadas por mucho tiempo, estas causando debilidad en tus músculos centrales los cuales son súper importantes durante tus sesiones de entrenamiento.
Otro problema es que debido a la presión que estas imponen sobre tu abdomen, es muy difícil respirar de manera adecuada durante las sesiones duras de entrenamiento, esto reduce la capacidad de trabajo que puedes hacer y la intensidad del entrenamiento. Todo termina afectando tus resultados a largo plazo. Si de verdad quieres quemar grasa abdominal, la mejor receta es un déficit calórico .